martes, 25 de septiembre de 2007

la bici y la sombra.

¿existe algun objeto que me remita mas al pueblo que la bici?.
es ineludible la sensacion de estar, de repente, en un lugar tranquilo, lleno de negocios atendidos por sus dueños, chicos jugando en la calle a la pelota, y mujeres amas de casa tomando mate en la vereda sentadas en sus reposeras. todo esto, cuando me subo en mi bici.
el hecho de que este un poco gastada, rayada, y que todavia conserve la bocina que le puse a mi primer transporte rodado 16, que fue siendo trasladada de bici en bici, hace que tal vez, esa sensacion sea mas fuerte.
el sentido de pertenencia en el barrio, de sentir que las calles por un momento son tuyas (aunque uno sabe que tenes 8 autos atras que no piensan lo mismo que vos) y que ahora conoces desde las flores que estan en la iglesia, hasta donde se ubica el sol: por donde sale, y atras de que edificio se esconde.
hace mucho que no andaba en bici.
me daba miedo, los autos, los colectivos, las camionetas y las avenidas. las personas que se me cruzan (que no son tantos como los perros que aparecen en cada esquina ladrando de sorpresa). tal vez la infinita cantidad de accidentes, golpes, raspones que recibi a lo largo de toda mi infancia hicieron que yo, por un momento, no quiera sacar la bici del garage. despues ese temor se convirtio en un "porque si nunca lo hago lo voy a hacer hoy?" hasta que llego el dia en que las gomas de dicho aparato estaban desinfladas.
hoy suspendi todas las actividades de la tarde. no iba a hacer nada de lo que suelo hacer los martes. agarre la bici y me fui.
primero a la gomeria, a ensuciarme las manos con mucha grasa, a inflarla y a mirar con deseo el mate del mostrador.
y despues, a agarrar la calle. empece por las veredas, la av juan b justo no me inspira demasiada confianza. hasta llegar a la calle vera. por vera seguir, y seguir. hasta volver sobre el camino, y agarrar por gurruchaga. y luego por padilla. hasta pasar unas cuantas calles. luego volver. doblar en gurruchaga otra vez. y seguir dos cuadras mas.
veo mi sombra en la calle. pedaleo fuerte. no la miro mas porque me desconcentro. luego la veo en una pared naranja. que lindo color de pared, tenia una enredadera hermosa. vuelvo a ver mi sombra, en otra pared. mi bici y yo. le da el sol, con mucha fuerza. es la imagen mas linda que vi, una sombra en movimiento, como en los dibujitos animados. y al lado un cartel: "se necesita azucar y arroz".

me prometi que voy a volver.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

doloo, a mi las bicis me hacen acoradar a las calles de gualeguay: a las de hormigón de la ciudad, y a las de tierra de las chacras. de chicos (de más chicos, esto siempre hay que aclararlo) era nuestro medio de transporte. a veces me tocaba volver cuando se acababa la tarde, pedaleando enfrente de un sol naranja, rojizo, en el horizonte, y mi sombra sobre la bici, estirada en la tierra de la calle. me gsutaba ir rápido, con la ilusión de alcanzar a los autos que pasaban al lado y hasta pasarlos, sintiendo que mis pedales tenían más poder que el motor de los autos.

y es verdad, la sombra es como un dibujo animado!, tus palabras son muy buenas, es precisamente lo que se siente y no se sabe describir. como todo lo que escribís.

Anónimo dijo...

me gustan las bicicletas, me hacen sentir tan independiente, aunque solo la usaba para ir de mi casa al coto y del coto a mi casa y algún que otro domingo en el rosedal.
me gustaria que todos vayan en bici a todos lados y que no em de miedo andar por la calle.
no tengo igual, porque la que coompartia con mi hermana un señor la tomó prestada y no la devolvió nunca.
me encanta qe escribas,
algun dia voya apublicar un libro con todos tus textos que se llame " hay varios pasos desde magui hasat dolores"